Sánchez se carcajea de la derecha
El lunes pasado ya el Partido Socialista, por boca de uno de los miembros más importantes e influyentes de Gabinete Técnico de Pedro Sánchez, avisaba (él decía que “con toda honradez y personalmente”) a un ejecutivo de Vox que el PSOE iba a romper el cordón sanitario en el Parlamento de la Nación y que, en consecuencia, Abascal debería tomar medidas para asegurarse una vicepresidencia. De tal modo fue así que el PSOE compareció a la bochornosa sesión inicial de esta legislatura en la seguridad de que la izquierda derrotaría de forma estruendosa a la derecha en la formación de la Mesa.
Y aquella confesión, de la que este cronista ha tenido noticia exacta, se ha transformado en constancia: izquierda seis, derecha tres, este es el resultado de unas votaciones que serán trascendentes para esta legislatura. El PSOE se ha quedado con los dos primeros puestos de la cámara. La derecha, ahora más numerosa, ha perdido una respecto a la actual composición de la Mesa. El PSOE ha actuado con su golfería actual, el PP no ha conseguido la complicidad de VOX pese a que le ha dado de todo, y Ciudadanos, ya en los altos del hemiciclo, se ha quedado para vestir no se sabe qué. Casado lo ha expresado así: “En las elecciones ofrecimos España Suma a Ciudadanos y lo rechazaron. Ayer ofrecimos un pacto para la Mesa del Congreso a Vox pero se negaron, regalando un representante a la izquierda. La división es el salvavidas de Sánchez”.
De modo que Sánchez está contento como unas Pascuas anticipadas. Meritxell Batet, su candidata, ya es presidenta del Congreso y además con la aquiescencia brutal de la izquierda y los independentistas. ¿Asegura eso la investidura del actual presidente? Pues la respuesta es la de una ex-ministra del PP que se expresaba así tras la tumultuosa sesión de apertura: “No la asegura pero la beneficia y, además, ya no le importa retrasarla”. Así es: Esquerra Republicana está por la labor de sostener a Sánchez en La Moncloa pero va a a dilatar sus tiempos. La razón es clara: este próximo día 19, el Tribunal Europeo que ha estudiado el recurso sobre la inhabilitación de Junqueras se va a pronunciar. ¿En qué sentido?, pues las opiniones jurídicas más autorizadas no invitan al optimismo, de tal forma que ese político sedicioso puede encontrar en la Unión Europea comprensión a su tentativa de ser diputado de pleno derecho.
Además, Esquerra tiene anunciada para dos días después, el 19, su denominada Asamblea Nacional en la que, se de suponer, los negociadores, que se ven pertinazmente con el grupo socialistas de Ábalos, informarán de que realmente lo tienen todo conseguido, que el PSOE va a llenar de inversiones en Cataluña, que los presos van a dejar de serlo (“De eso, dice al cronista una fuente empresarial, no tengas la menor duda”) y que Sánchez va a abrirles la vía de un tercer Estatuto para que, incluso, la autodeterminación quede a la vuelta de la esquina.
Es decir que la investidura que en principio se aventaba para antes del 20 se va a retrasar, como dice un diputado del PP, un “tiempecito” pero no producirá un marasmo: Sánchez será elegido aunque sea en segunda instancia. Mírese por dónde lo acaecido en la inauguración de esta legislatura, perfila lo que puede ser el próximo periodo de sesiones cuando el Parlamento español se encuentre en la encrucijada de tener que votar alguna de las cesiones de Sánchez, el referéndum sin ir más lejos. Sánchez está ahora más contento que la semana pasada porque ha visto cuán sencillo es utilizar el ego profundo de Vox para conseguir una mayoría apabullante en el Congreso.
Además, las órdenes que ha impartido para que sus terminales mediáticas impartan la consigna de que la derecha dividida no ofrece ninguna garantía de estabilidad ala país, ha sido seguida disciplinadamente por todas las televisiones a su cargo. Nunca en el Parlamento, que se pueda recordar se ha visto una tal camaradería entre los comunistas de Podemos y el PSOE, entre el PSOE y los independentistas de la secesión, mientras en el otro flanco Vox acusaba al PP de chantaje y el PP lo mejor que decía de las huestes de Abascal es que “Son -literalmente- unos niños con los que no se puede acordar nada”. Un pan como unas tortas para el futuro del centroderecha.